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Los Rámila, una familia del Valle de Mena afincada en Chile
Dolores Duque de Estrada y Castañeda
Académica de Numero de la Real Matritense
Atocha de Alós y Duque de Estrada
Lic. en Historia por la Universidad Complutense de Madrid
Si me lo permitís, voy a comenzar esta comunicación echando la vista atrás 25 años para contaros el origen del trabajo que hoy presentamos. Fue más o menos por aquel tiempo cuando mi marido Fernando de Alós y Merry del Val (Q.E.P.D.) emprendió una investigación con el objetivo de reconstruir la genealogía de los Rámila, su familia materno-materna. Este linaje estaba radicado en Chile pero era, aparentemente, oriundo de un remoto enclave de la provincia de Burgos, llamado el Valle de Mena. Hasta allí se desplazó entonces, acompañándole nuestra hija Atocha y yo misma, con el ánimo de conocer el solar de sus ancestros y sobre todo, de localizar in situ la mayor cantidad posible de datos. Desgraciadamente, nos topamos con el repertorio completo de dificultades habituales en el día a día de cualquier genealogista, que no por comunes, resultan menos frustrantes. Muchos libros parroquiales habían sido quemados durante la Guerra Civil o incluso durante las Guerras Carlistas del XIX, los curas y sacristanas, celosos de lo poco que se había conservado, ponían todo tipo de trabas y el archivo municipal estaba cerrado sinedie por catalogación. Todos estos obstáculos, unidos a la escasa información oral transmitida en el seno de la familia, dificultaron la investigación hasta el extremo de que Fernando, mi marido, decidió abandonarla por considerar que había llegado a un callejón sin salida. Aun así, continuó convencido de que su bisabuelo José Gabino Rámila, salido del valle de Mena rumbo a Chile a mediados del XIX, descendía de los mismos Rámila que a mediados del siglo XVIII habían pleiteado su hidalguía para instalarse en ese valle, pero como él decía, se quedó a dos generaciones para unir una cosa con la otra. La falta de documentación le hizo desistir, con gran pena, eso sí, pues era el linaje cuya hidalguía quedaba por probar para haber presentado su expediente de ingreso como caballero de la Orden de Santiago.
Este pequeño flash back, me ha servido para explicaros las razones que nos movieron a mi hija y colaboradora Atocha de Alós y a mí a retomar esta antigua investigación con el ánimo y el convencimiento de que en esta ocasión conseguiríamos llevarla a buen puerto Habían pasado más de 25 años y durante este tiempo, la realidad de nuestros archivos ha ido cambiando para bien. Ayuntamientos y Diocesis son ahora mucho más conscientes del tesoro de información para la historia local que suponen lo que antaño se consideraban papeles viejos y polvorientos. Esto, unido a la ingente labor de catalogación y puesta en línea de los archivos estatales, nos hacia albergar la esperanza de poder concluir la investigación comenzada hace 25 años y presentarla en el XX Congreso Iberoamericano de Genealogía. La metodología seguida consistió en un análisis pormenorizado de la documentación que teníamos disponible inicialmente: el pleito de hidalguía y la partida de nacimiento de José Gabino Rámila. Se procedió a registrar cada uno de los nombres de los lugares citados en dichos documentos para así poder seguir el periplo de los Rámila por el valle. Al cotejar estos nombres con las parroquias correspondientes, descubrimos con alegría que libros dados por perdidos, habían sido entregados por particulares que los habían tenido guardados durante años y ahora estaban accesibles a la consulta en el Archivo Diocesano de Santander. Esto, unido a las pistas ofrecidas por otra documentación catalogada recientemente por la Real Chancillería de Valladolid y la puesta al día del de Archivo Municipal de Villasana de Mena, nos permitió reconstruir al fin la genealogía que en su día había quedado sin armar.
El eje central de esta historia es José Gabino de Rámila y Villanueva, nacido el 16 de febrero de 1848 en la parroquia de Santa María de Llano del valle de Mena, provincia de Burgos y emigrado a Chile en la década de 1860.
José Gabino Rámila, retratado en 1910 por Heffer en Santiago de Chile
Como decimos, Mena es un pequeño valle burgalés, de paisaje impresionante y agreste, cercado por unos enormes farallones rocosos, salpicado de pequeños pueblecitos hoy semi abandonados. Aquí y allá encontramos bellísimas iglesias románicas, testimonio en piedra de las primeras referencias históricas del valle que enlazan con los caballeros sanjuanistas, los tiempos de la Reconquista y según la tradición, directamente con el mismísimo nacimiento de Castilla.
Panorámica del Valle de Mena. Foto cortesía de www.bilbaomakers.org
Es sin embargo este valle, por su situación geográfica, fronteriza con Cantabria y Vizcaya, un lugar perdido en tierra de nadie y arduo para realizar cualquier tipo de pesquisa. Administrativamente, el territorio pertenece a la provincia de Burgos, así que cierta documentación histórica se conserva la capital castellana; eclesiásticamente depende de la Diócesis de Santander y es en su archivo donde encontraremos los libros parroquiales que aún se conservan; sanitariamente tiene un acuerdo con Vizcaya para cuidados médicos, porque Balmaseda, enclavada en dicha provincia, es la ciudad más cercana. En razón de esta vecindad, ya de antiguo, muchos meneses acostumbraban a acudir a los escribanos de Balmaseda, así que la mayor parte de la documentación notarial hoy en día se conserva en el Archivo Histórico de Vizcaya. Con todo lo expuesto, resulta evidente que quien quiera investigar un linaje oriundo del Valle de Mena deberá visitar no solo Villasana, su capital, donde se conserva el Archivo Municipal, también tendrá que viajar a Santander, Burgos y Bilbao.
En la actualidad, la única fuente reseñable de recursos económicos del Valle de Mena es el turismo cultural y ecológico y su población asciende a 3.500 habitantes, distribuidos en las 43 poblaciones de muy pequeña entidad que forman el municipio, cuya capital es la ya mencionada Villasana. Este despoblamiento comenzó ya en el siglo XIX, motivado por las sucesivas guerras, primero la de Independencia y después las Carlistas, especialmente cruentas en la zona, a cuyo fin el valle quedó con una población reducida a unas 7.300 almas, varias poblaciones asoladas y predios arruinados, provocando todo ello la extrema pobreza de sus habitantes.
Este es el convulso contexto en el que nace nuestro protagonista José Gabino Rámila y Villanueva y que probablemente fuerza su emigración a Chile, tal vez con idea de probar fortuna allí y ayudar a la familia que suponemos sumida en las dificultades.
La leyenda familiar contaba que a mediados de 1860 dos jóvenes-niños, José Gabino y Marta, cruzan el Océano dejando atrás a su madre viuda y a su hermana mayor recién casada para fijar su residencia primero en Santiago y mas tarde asentarse en Valparaíso. En el curso de nuestras investigaciones hemos llegado a la conclusión de que las cosas no ocurrieron exactamente así, pero sin duda, José Gabino trabajó duramente a su llegada. Este esfuerzo, unido a un talento innato para los negocios, le llevó rápidamente a conseguir una posición holgada, alcanzando con el tiempo un puesto destacado entre los empresarios chilenos de finales del XIX, todo un éxito si tenemos en cuenta sus precarios orígenes. Pero ya nos extenderemos más adelante en las peripecias de nuestro protagonista y seguiremos el rastro a su no muy extensa pero si destacada descendencia y la de su hermana Marta Severina. Antes vamos a detenernos un momento en su árbol familiar y explorar cuales fueron sus raíces, remontándonos por fin hasta aquel pleito de hidalguía que descansa en la Real Chancillería de Valladolid y que tantas veces escrutamos con la esperanza de encontrar un pequeño dato que nos diera luz para reconstruir la genealogía de la familia Rámila en el valle de Mena.
En el año de 1754 los hermanos Miguel, José y Tomás de Rámila, procedentes de Villalaín, de la vecina Merindad de Castilla Vieja, interponen pleito de hidalguía2 para avecindarse en en sus respectivos lugares residencia, Santa Cruz y Novales, en el Real Valle de Mena. Los vecinos de este valle tenían desde tiempo inmemorial la consideración de hidalgos y por tanto gozaban de las prerrogativas vinculadas a tal condición, especialmente la exención de ciertos tributos3 y sobre todo la dispensa de ser llamados a quintas. Por ello era preceptivo que todos los que se asentaran en dicho valle sin ser oriundos de él presentaran prueba de su hidalguía si querían tener el estatus de vecinos y no el de simples habitantes ya que estos últimos no disfrutaban ninguna de las ventajas de los primeros. Aparentemente con el discurrir del tiempo se había perdido la costumbre de requerir esta documentación probatoria a los que se iban asentando en el valle, y a tal extremo llego la cosa que en la década del 1730 en el valle no había mozos suficientes que reclutar para la milicia, ya que todo el mundo se declaraba vecino en los padrones y vecindarios y por lo tanto quedaban exentos de prestar este servicio. Visto el perjuicio que a la corona estaba causando la laxitud en el asunto, en 1736 la Sala de Hijosdalgos de la Real Chancillería de Valladolid dictó una Real Provisión ordenando que no se admitiera por vecino a nadie antes de hacer constar su nobleza y que se les exigiera la prueba a los que, ya avecindados, no la hubieran puesto de manifiesto4.
En estas circunstancias, resulta bien lógico que los hermanos Rámila se preocuparan de presentar la documentación acreditativa de su condición de hidalgos para asentarse y avecindarse en dicho valle, pudiendo así acogerse a todos los derechos inherentes a su naturaleza. Los tres hermanos eran hijos de Juan de Rámila y Alfonsa Martínez, nietos de Gabriel de Rámila5 y María Martínez6 y bisnietos de Diego de Rámila y Marina de la Peña, vecinos y oriundos todos ellos del lugar de Villalaín, población perteneciente a la jurisdicción de Villarcayo, Merindad de Castilla Vieja, comarca vecina al Valle de Mena. Según se atestigua en el pleito de hidalguía, todos ellos tuvieron y disfrutaron pacíficamente de la consideración de hidalgos notorios, habiendo desempeñado diversos oficios de republica correspondientes a su estado. En los distintos testimonios extraídos de los libros de oficios de Villarcayo y de Villalaín, se reseña que en 1698 Gabriel de Rámila fue colector de Bulas de la Merindad de Villarcayo por el estado noble y que su hijo Juan de Rámila fue nombrado Mayordomo de Nuestra Señora del Torrentero de Villalain en 1727 y en 1730 desempeñó el oficio de Alcalde de la Santa Hermandad, ambos cargos por el Estado de los Caballeros Hijosdalgos.
Miguel, José Gabriel y Tomás de Rámila y Martínez nacieron y fueron bautizados en la iglesia parroquial de Villalaín respectivamente en 1725, 1728 y 17297. Tenemos nuevamente noticias de ellos en el padrón de hidalgos de Villalaín del año 1737 en el que aparecen como estantes en dicho pueblo, pero se señala que sus padres Juan y Alfonsa ya están fallecidos. Suponemos que esta temprana orfandad pesó a los tres hermanos en su decisión de abandonar Villalaín e instalarse en el Valle de Mena, concretamente en los lugares de Santa Cruz y Novales, población ésta desaparecida en la actualidad. Desconocemos porqué eligieron concretamente estos lugares y no otros, descartando que algún pariente estuviera previamente asentado en allí. No encontramos registrado a ningún Rámila con posesiones en el valle en las Respuestas particulares del Valle de Mena del Catastro del Marqués de la Ensenada de 1749 8 y tampoco en los libros sacramentales de las poblaciones mencionadas. También permanece sin aclarar la fecha exacta en que abandonan Villalaín, pues en el propio pleito señalan que ya llevan varios años asentados en Santa Cruz y en Novales, pero lo que si podemos intuir es la razón que mueve a José Gabriel a iniciar los trámites para acreditar su hidalguía y la de sus hermanos y poder así avecindarse en Mena: su intención de contraer matrimonio.
José Gabriel de Rámila, bisabuelo de José Gabino, contrae matrimonio en Novales el 1755 9 con María Gil de Partearroyo. La novia pertenecía a una de las familias más influyentes del valle de Mena, emparentada de Lorenzo Gil de Partearroyo y Martínez de Vallejo, que sería 8 años después II Marques del Castillo de San Felices, natural del Valle de Mena y con una brillante carrera en Indias. El matrimonio de José Gabriel y María no tuvo descendencia debido a la edad de la contrayente que en el momento de sus desposorios contaba ya con 44 años de edad, mientras el novio tenía sólo 27.
José Gabriel se instaló definitivamente en Novales, en la casa de su mujer y en compañía de Micaela Gil, su cuñada, soltera. No habría mucho más que contar sobre este personaje si no fuera porque en 1776 se vio envuelto en un turbio crimen. Su criada, Petronila Ruiz, natural de un pueblo de Villarcayo apareció asesinada a las afueras de Novales con signos de haber sido forzada y con la cabeza destrozada a pedradas. En un primer momento José Gabriel de Rámila fue acusado de dicha muerte y detenido, pues se tenía noticia de que en varias ocasiones había reprendido con dureza a Petronila, por su comportamiento díscolo y su costumbre de pernoctar fuera de casa. Sin embargo, la completa inocencia de José Gabriel quedó probada cuando pesquisas más detalladas llevaron hasta un mozo del pueblo llamado Ignacio García que ocultaba en su casa, manchadas de sangre, las ropas con las que había sido visto ataviado el día del crimen, siendo así Rámila exonerado de toda culpa.
Pocos años después fallece María Gil de Partearroyo y José Gabriel vuelve a contraer matrimonio, esta vez con Manuela de Terrón, oriunda de Espinosa de los Monteros. Con ella tendrá al menos tres hijos, José y Ramón, nacidos ambos en la década de 1780 en Ventades, y Benito, nacido en 1790 en Novales. José Gabriel en los años siguientes será en varias ocasiones regidor de Novales y fallece después de 1803.
José de Rámila, el mayor de sus hijos, casa en 1805-10 con Ángela de Angulo, natural de Ventades, y desempeña el cargo de Regidor de Novales en distintos años, alternándose en dicho oficio con sus hermanos. De este matrimonio tenemos noticia de dos hijos, Patricio de Rámila y Angulo nacido en Novales hacia 1813 y su hermano José, nacido en 1817 en el mismo lugar.
José de Rámila y Angulo casa en Santa María del Llano en 1842-11 con Juana de Villanueva y se instala a vivir en este pueblo, donde nacerán sus cinco hijos; la mayor, María Martina, Paula María, José Gabino, nuestro protagonista, nacido en 1848; Mercedes, nacida en 1851 y fallecida en la infancia; y finalmente, Severina Marta, nacida en 1855.
José de Rámila muere en 1861-13 en Santa María del Llano y su viuda, que suponemos corta de recursos económicos, queda a cargo de sus hijos, jóvenes aún. Al año siguiente fallece su hija Paula14 y la situación familiar sin duda dista de ser halagüeña. Hacia 1866 ó 67 la hija mayor, María Martina de Rámila y Villanueva casa con Vicente Colona y abandona Santa María del Llano para instalarse en el barrio de Aranduega, donde está radicado su marido. La acompañan su madre, Juana de Villanueva y su hermana pequeña Marta Severina, que es acogida en calidad de criada15.
Es en este momento cuando resulta más probable que José Gabino Rámila, emprendiera el duro camino de emigrar a América. En realidad desconocemos los extremos que rodearon su partida, la fecha exacta, la ciudad de destino, o que pariente o conocido le llamó a Indias y se hizo cargo de él a su llegada. Lo que sabemos con certeza es que, corrigiendo la tradición familiar, no le acompañó en este viaje su hermana pequeña Marta Severina, ya que aparece empadronada en casa de su hermana en 1871 en Aranduega, momento en que su hermano lleva ya tiempo en Chile e incluso ya ha contraído matrimonio allí.
Si atendemos a la lógica, parece posible que José Gabino de Rámila dejara atrás el valle de Mena que le vio nacer entre 1864 y 1866, coincidiendo con el matrimonio de su hermana María Martina y con el inicio o final de la guerra entre España y Chile. Tendría unos 16 ó 18 años y los conocimientos básicos necesarios de letras y números para desenvolverse y como ocurre la mayoría de las ocasiones, partiría con destino a la casa de algún pariente o vecino del valle, ya establecido en el país.
Como hemos comentado, desconocemos el nombre de quién le acogió pero es evidente que una empresa tan arriesgada tanto a nivel personal como económico requería una persona de apoyo al otro lado del océano. La emigración que implicaba tanto una fuerte inversión para costear el pasaje, como un cambio radical en la actividad y en el modo de vida, incluyendo el desarraigo del lugar de origen, solo podía llevarse a cabo contando con la existencia de unas “fuertes y eficientes redes étnicas”16. Una rápida consulta en los Archivos Españoles en Red arroja un total de 39 expedientes relacionados con emigrantes a Indias procedentes del Valle de Mena durante los siglos XVIII y primer tercio del XIX. No se trata de una emigración masiva, pero parece que si suficiente como para crear esa red tan necesaria. En palabras de Baldomero Estrada, quien analiza la emigración Española a Valparaíso, se trataba de jóvenes llegados “para trabajar bajo la tuición de un familiar o integrante conocido de la colectividad española. Comienzan como aprendices, normalmente sin remuneración, para luego incorporarse como dependientes a cambio de un salario. Inician así su vida laboral que tendrá como sello característico el rigor en el trabajo, la sobriedad en el gasto y la persistencia en el esfuerzo diario. El primer objetivo era poder reunir, lo antes posible, un capital que les permitiera establecer su propio negocio o en sociedad con otro paisano. La etapa de capitalización, como dependiente, duraba al menos 4 años.” Estas pinceladas nos pueden servir para imaginar cómo pudieron ser estos primeros años de José Gabino en Chile. Lo cierto es que la primera referencia suya que hemos podido encontrar en América data de 1868-1869, en dos cartas recogidas en el Epistolario de Miguel Gallo Goyenechea17. En ellas, se trata sobre unas partidas de trigo que Rámila, en calidad de dependiente, negocia con Gallo para la casa comercial de Bernardo Costabal. Este comerciante, de origen brasileño, había sido Jefe del Resguardo de la Aduana del Valparaíso y en la época en que José Gabino trabaja para él, su compañía comercial, radicada en la misma ciudad, figura entre las que aprovisionan de trigo a las tropas del ejército chileno.
Valparaíso durante el bombardeo español en 1866 11
En los años siguientes José Gabino comienza a crear su propia compañía comercial y a participar de forma activa y a título personal en diversas empresas. El éxito en los negocios también le acompaña en la vida personal, contrayendo matrimonio cuando tiene 23 años de edad con Carolina Rojas y Quesada. Era el año 1871 y la ceremonia tuvo lugar en la catedral de Santiago el 17 de junio. La novia pertenecía a una antigua familia chilena y sin duda fue un espaldarazo en la carrera comercial y el ascenso social de José Gabino.
Sin embargo los reveses no tardaron en llegar. En los años siguientes, la Gaceta de los Tribunales de Chile nos da algunos indicios de una vida comercial y personal algo ajetreada. En 1870 Rámila había adquirido 20 acciones de Carruajes de Santiago a través del Sr. Infante, quien acto seguido se da a la fuga. En agosto de 1871 Monery, legítimo propietario de las acciones, reclama a Rámila el importe de sus títulos, pero Rámila no tiene como justificar el pago que supuestamente ya había realizado al Sr. Infante y es condenado a abonar dicho importe al Sr. Monery. A continuación, en octubre del mismo año, José Gabino se ve envuelto en calidad de testigo en el juicio por un terrible incidente: el intento de asesinato el año anterior de Loreto Latorre, madre de sus socios, los hermanos Subercasseaux, a manos del padrastro de estos, Toribio Mercado. Mercado era persona extremadamente violenta que maltrataba asiduamente no solo a su mujer, sino también a su propia hija, habida en su primer matrimonio, a quien había incluso herido de gravedad. Así, organizó un complot para matar a su segunda esposa, Loreto Latorre acusándola de infidelidad. El juicio, aun considerándose parcialmente probados los hechos, se saldó con una leve condena para el acusado. Apenas acababa de verse esta causa y cuando aun no se había aclarado la cuestión de las acciones de la empresa de carruajes, surge una contrariedad aún más grave que lleva a José Gabino a dar con sus huesos en la cárcel de Santiago, en diciembre de 1871. El problema surgió a cuenta de una partida de aceite, propiedad de Jacinto Rojas, de cuya reventa se había encargado José Gabino de Rámila, pero que Remigio Costabal reclamaba como suyo, acusando a Rámila de habérselo robado. Finalmente en 1872, la acusación se revela infundada y es excarcelado y exculpado por completo de los cargos presentados en julio. Pasado el mal trago, en agosto del mismo año se constituye la sociedad Albión de Caracoles para explotar las minas de Caracoles en Bolivia y José Gabino participa como accionista. Pero la mejor noticia llegó con el nacimiento de su primer hijo, Guillermo Francisco, bautizado en Santiago el 5 de octubre de 1872. Ese mismo día y en el mismo lugar, se celebra la boda de su hermana Severina Marta con Francisco Vives y Ramón18, socio empresarial de José Gabino. Como recordamos, Marta su hermana pequeña había quedado en el Valle de Mena y su hermano mayor, una vez establecido social y económicamente, la reclama con la idea de proporcionarle una vida más acomodada y mejor, buscándole un marido en la persona de su socio y amigo, creando de paso esa red familiar tan necesaria.
Marta Rámila retratada por Heffer. 19
Tan consciente era José Gabino de la primordial necesidad de proporcionar cobertura y ayuda a los españoles que arribaban a Chile, encontrándose solos y desprotegidos en un país extraño, que contribuyó muy estrechamente a la creación en diciembre de 1875 de la Sociedad Española de Beneficencia Santiaguina, de la que fue designado secretario, cargo que ejerció hasta abril de 1876, cuando deja de vivir en Santiago. La sociedad ayudaba a los españoles indigentes o a los que se encontraban en dificultades económicas. En 1877 se termina de construir el mausoleo del Cementerio General, al cual contribuye Rámila con 650 pesos conjuntamente con otros 6 compatriotas debido a la falta de fondos. Cuando más tarde desplaza su residencia a Valparaíso, se integra también en la institución hermana porteña, de la que llegará a ser presidente en 1897. 20
Mausoleo de la Sociedad Española de Beneficencia en el Cementerio General de Santiago
En 1877 nació su segundo y último vástago, una niña que se bautizó en la catedral de Santiago el 3 de julio de ese año y recibió los nombres de Emma Carolina. Emma sería la única heredera del emporio comercial creado por su padre pues el primogénito, Guillermo, murió siendo niño.
En su vida profesional, José Gabino Rámila desarrolló una frenética actividad empresarial. En 1876 traslada su domicilio a Valparaíso y se incorpora a la casa de comercio Noguera y Cía. que con el tiempo pasara a llamarse Noguera, Rámila y Cía. Se trataba de establecimientos comerciales a gran escala que proveían a los almacenes distribuidores y las tiendas de venta directa al público. Sus negocios se diversifican enormemente, incluyendo salitreras, la refinería de Azúcar de Viña del Mar o minas de estaño.
Uno de los proyectos más destacados en los que participó fue la Sociedad Industrial de los Andes, que llegó a alcanzar una gran importancia en la producción de hilaturas de cáñamo, creada con la participación de otras destacadas familias menesas como los Martínez de Velasco a través de la sociedad Pereda, Martínez y Cía. La Sociedad Industrial de los Andes pervivió hasta 1972, aunque ya desvinculada de la familia Rámila.21 Otro proyecto de
Hola, y qué relación tendría esta persona con mi familiar patricio rámila gonzález quien también llego desde el valle de mena hacia chile ?
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